Más zombis (en el pub)
Antes que nada, confesarme. Soy amante de los zombis. Más concretamente de sus películas -Dannyboy todavía se retuerce al recordar cuando le llevé a ver la última del Romero, La Tierra de los Muertos Vivientes (2005)-. Creo que Dawn of the Death (Amanecer de los Muertos) es una fantástica revisión del universo zombi. Me encantó el nihilismo salvaje que desprende y la bilis divertida que supura (genial la matanza de zombis famosos desde la azotea). Es el No Futuro más no futuro que se ha filmado últimamente. Mucho más que 28 días después, su paralela europea en temática y momento del estreno.
Vale. Pero este post no va de la peli de la que acaba de escribir J. C. Va de la lectura gamberra y borracha que hicieron unos ingleses geniales con Zombis Party, la cutre traducción española de Shawn of the Death, dirigida en 2004 por Edgard Wright.
Como indica el título es todo un homenaje a la cinta protagonizada por la ensangrentada Polley en Dawn of..., y por ende a todo el subgénero de los zombis. Al más clásico, al de toda la vida, a ese de muertos purulentos que caminan como si se hubiesen metido la pipa de crack más bestia de su vida. Atontaos, vamos...
Los protagonistas son dos pobres miserables de 30 tacos que viven en los suburbios de Londres, currando en lo que pueden. Y bastante amargados. El prota es Shawn..., bueno, ya le veis la coñita del título... Sus novias están hasta las narices de ellos porque sólo les gusta beber cerveza en el pub, fumar, y ver la tele o jugar a la play. Como todo el mundo. Así que empieza casi como una peli de Ken Loach. En fin, tan triste que, cuando los zombis comienzan a pasearse por ahí, estos pringaos no se dan ni cuenta de que están en serios problemas. Se creen que están borrachos y ya está. A destacar su primer encuentro con una muerta andante. De antología.
La peli está llena de críticas de este tipo, que nosotros, los sanotes, ya somos muertos vivientes. Pero gracias a su ritmo que es bastante ágil y al espíritu divertido de la pelí, ésta no cae en la pedantería.
Los personajes son muy creíbles por lo previsibles que son. Por eso, un inglés de barrio, si ha de liarse a mamporros con deshechos humanos, lo hace con un bate de cricket. Como tiene que ser. Se trata de gente normal, llena de miserias y miedos. Pero bueno, como en toda peli que se precie, hay un ejercicio de superación, de salvar a la chica y todo eso. Pero, gracias a dios, bañado todo de buen humor negro negrísimo. Y encima, buena música.
Y bueno, con historias técnicas, está muy bien resulta. Vísceras en cantidad pero sin pasarse, sonidos acordes a la casquería y los zombis en cuestión, bastante bien maquillados. Además lo hacen bien. Y no creáis que es fácil...
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