10.7.07

28 semanas después. Sálvese quien pueda

Una hora agarrado al asiento y con dolor de cuello de la tensión. Así salí en el verano de 2002 de ver 28 días después (Danny Boyle). Un cinta alucinante que, en mi opinión, revitalizó el género de zombies. Siempre me han encantado la películas de terror con comienzos enigmáticos. En ésta un tipo se despierta en el hospital desierto de un Londres desierto. Una situación ya de por sí aterradora (concepto por cierto muy bien empleado en el capítulo de Twilight Zone: Time Enough at Last) cuyo pavor aumenta cuando se descubre que los habitantes son semivivos poseídos por un extraño virus. Y después, el día a día de los supervivientes en un rascacielos sin agua, sin luz y la huida de una ciudad infestada. Nada más se sabe del virus, sólo que los infectados acaban muriendo de hambre semanas después. Una visión apocalíptica interesante aunque decae bastante en su tramo final.

Pues bien, encantado como estaba. Me pareció que merecería la pena la secuela. Sobre todo porque está dirigida por el español Juan Carlos Fresnadillo, autor de la fresca Intacto. Y la verdad es que no empieza nada mal, con una huida cobarde y precipitada del protagonista Don (Robert Carlyle) seguido de cientos de zombies.

28 semanas después, pasado el tiempo de cuarentena y una vez erradicado el virus, una Londres sitiada empieza a recuperar la normalidad bajo la tutela del ejército norteamericano. A partir de ahí todo se vuelve bastante obvio, previsible e incluso absurdo por inverosímil. Sin ir más lejos, la forma en que se vuelve a propagar el virus. Menos irrisorio hubiera sido no dar ninguna explicación al rebrote. Por no contar que dos niños lerdos puedan eludir la vigilancia de los soldados e irse a buscar ropa a su casa en la zona de exclusión (yo es que alucino) o que los militares sean incapaces de controlar a los lelos después de dar su megaguay "código rojo" (el numerito castrense está ya mu visto).

No me dio miedo. Todo lo más risa y a veces indiferencia. Eso sí, sangre tiene por un tubo. Está bien filmada, con buenos efectos especiales y se nota la maestría de Fresnadillo pero los únicos logros son los que ya introdujo la cinta anterior y ¡Por dios! el final es de espanto total, todo un topicazo.

De nuevo me quedo esperando una película de terror en condiciones. A seguir buscando...

Hasta aquí puedo leer.