Have you seen Saw, maio?

Me ocurrió algo magnífico con la película 'Saw', que no he visto hasta el fin de semana pasado. Es de esas cosas que me encantan de ver pelis de miedo. Ocurrió que alguien de confianza, de esos que han ido contigo al cine y se ha producido una empatía del tipo: vomitamos juntos con Leyendas de Pasión y lloramos juntos con Armaggedon. Bueno, pues uno de esos me dijo ante una cerveza: "Oye, ¿has visto Saw? Está bastante bien". Y desde ese momento me dio un objetivo definido. Algo que echas de menos mucho cuando vas a un videoclub. Un objetivo definido.

En fin, Saw tiene alicientes. No existiría si no existiera ya Seven, pero eso da igual. Es la historia de un psicópata que tiene un estilo muy personal de matar al personal: Empieza la película y aparecen dos tipos que no se conocen de nada en una habitación con luces de neón, encadenados por los pies, cada uno en un extremo. Entre ellos hay un cadáver con la cabeza abierta y ahogado en un charco de sangre. En una mano tiene una grabadora y en la otra un revólver. Cada una de las víctimas tiene una cinta y cuando logran alcanzar la grabadora y oírla, oyen las indicaciones del psicópata: uno de los dos debe soltarse y matar al otro si quiere salir vivo. Para que no digan que el malo no se enrolla, y dado que no les da las llaves de los grilletes, les deja un par de serruchos de esos de la marca "Si te cortas un pie, llegas antes al revólver".

Entre tanto, se rememora la historia del malo: Otro de sus trucos con otra víctima es ponerle a una chica una trampa para osos en la cabeza con un temporizador para que se cierre y le abra en dos. A ésta sí que le deja las llaves de la trampa, pero se las deja dentro del estómago de un maio que está ahí tirado mientras ella escucha la cinta con las instrucciones. Al final, cuando la gachí se decide y se acerca al maio que está como muerto en el suelo, éste va y abre un ojo, porque no está muerto sino drogao...

En fin, he aquí un guionista señores. Una historia. Una trama. Un asesino cruel que además ni siquiera mata directamente a sus víctimas. Uno de los atados en la habitación es el Pirata Robert, a quien también llamaban Cary Elwes en La princesa prometida. El poli que busca y busca es Danny Glover. La película tiene buen ritmo y a los dos minutos estás dentro.

Si la veis vais a notar que en un momento parece que al director se le ha ido la pinza y ha decidido terminar aquello, que hasta ese instante era sutil, de forma apocalíptica. Pero se reconduce y la historia se cierra como un círculo. Besos a tout.