Iron Man: ¿Eso es todo?

A mí Iron Man se me asemeja a una suerte de Batman pero más tosco, más industrial por así decirlo. Se supone hecho de hierro (ni siquiera acero) y vuela con motores a reacción. Un Mazinger Z en fino. Eso sí, se diferencia del murciélago en sus motivaciones. El catalizador que provoca su aparición no es la simple venganza sino la búsqueda de redención. Surge de la conciencia de Tony Stark, que durante años había usado su genio científico para hacerse de oro vendiendo muerte como el mayor fabricante de armas del mundo.

Tras ser secuestrado por terroristas cambia de opinión sobre el alto valor pacificador que le atribuía a sus armas. Decide perfeccionar el diseño de una armadura (ahora lo llaman pomposamente exoesqueleto) con la ostia de cacharritos destructivos. Con ella pretende (¡oh, paradoja!) acabar con aquellos que usan indebidamente las armas que previamente él les había vendido… Nace Iron Man.

No tiene nada más. La película sigue la estela de Spiderman, es decir, que es un producto sólido y no una bazofia al estilo Electra o Daredevil. Sin embargo, y a pesar de que Robert Downey Jr. es un millón de veces mejor actor que el pánfilo de Maguire y que el elenco cuenta con un muy cambiado Jeff Bridges y una guapísima Gwyneth Paltrow; la saga del hombre araña es mucho más entretenida.

Y el problema no es que este nuevo héroe de Marvel no esté a la altura. En realidad tiene bastantes puntos interesantes, como por ejemplo que Tony Stark es un casanova egoísta, un niño de papá con aires de grandeza y además alcohólico (aunque esto último no se vea en la película). Como primera cinta de una franquicia tiene mucho que presentar y en ello se pasa gran parte del metraje. Por eso se tarda en entrar en materia. Los numerosos gags (algunos graciosos, otros previsibles y otros ridículos) no consiguen tampoco levantar el ritmo.

Y quizás lo peor sea, que tampoco tiene un villano a la altura (que además aparece sólo al final). A pesar de tener buenos efectos y factura, cuando termina te quedas con la sensación de haber visto un prólogo muy largo y que te han cortado el rollo cuando empezaba lo mejor.

Con todo, si tienes hambre de superhéroes, se deja ver.

Por cierto, hay que quedarse después de los créditos porque hay sorpresa.