El Castillo Ambulante
Soy un niño. Que se le va a hacer. Un niño con 29 palos; pero es que me lo he pasado como un enano viendo la última de Hideo Miyazaki. Para quienes no conozcais a este nipón es el director de la oscarizada El Viaje de Chihiro, una autentica delicia del anime japonés, y responsable también de otras joyas como La princesa Mononoke o La tumba de las luciérnagas. Además, para los más nostálgicos, el estudio Ghibli, donde trabaja Miyazaki es el creador de las miticas Heidi y Marco que veiamos cuando eramos canijos.
Pues bien, la última de este director es El Castillo ambulante, una historia de magos, brujas y encantamientos en un país imaginario que recuerda a la Europa de finales del XIX o principios del siglo XX.
Sophie es una joven sombrerera que un día es presa de un hechizo. La bruja del páramo la convierte en una anciana y además, el encantamiento impide que pueda contarle a nadie lo que le ha pasado. Sophie abandona entonces su casa y se dirige en busca de la bruja. Sin embargo, por el camino se encuentra con el castillo ambulante. Una suerte de hierros y chatarra sobre patas que deambula por los montes.
Dentro encontrará a un aprendiz de mago, un demonio del fuego y al hechicero Howl; un poderoso mago, pero a la vez, un niño malcriado y autodestructivo. Sophie se quedará en el castillo como señora de la limpieza y poco a poco ira dandose cuenta de que, muy posiblemente, Howl precisa de mucha más ayuda que ella misma.
Todo esto tiene lugar en medio de una guerra en la que, junto con arsenales de armas retrofututuristas entrarán en liza magos y hechiceros en uno y otro lado de los contendientes.
El castillo ambulante es una historia de magia, de buenos no tan buenos y malos no tan malos, de amores sinceros y amistades verdaderas.
Una de esas cintas que cuando acabas de verla te sientes mejor persona y con las que, por unas horas, vuelves a la infancia. Virtudes propias de muy pocas peliculas, entre las que se encuentran por ejemplo, Cristal Oscuro, La princesa prometida o Dentro del laberinto.
Pues bien, la última de este director es El Castillo ambulante, una historia de magos, brujas y encantamientos en un país imaginario que recuerda a la Europa de finales del XIX o principios del siglo XX.
Sophie es una joven sombrerera que un día es presa de un hechizo. La bruja del páramo la convierte en una anciana y además, el encantamiento impide que pueda contarle a nadie lo que le ha pasado. Sophie abandona entonces su casa y se dirige en busca de la bruja. Sin embargo, por el camino se encuentra con el castillo ambulante. Una suerte de hierros y chatarra sobre patas que deambula por los montes.
Dentro encontrará a un aprendiz de mago, un demonio del fuego y al hechicero Howl; un poderoso mago, pero a la vez, un niño malcriado y autodestructivo. Sophie se quedará en el castillo como señora de la limpieza y poco a poco ira dandose cuenta de que, muy posiblemente, Howl precisa de mucha más ayuda que ella misma.
Todo esto tiene lugar en medio de una guerra en la que, junto con arsenales de armas retrofututuristas entrarán en liza magos y hechiceros en uno y otro lado de los contendientes.
El castillo ambulante es una historia de magia, de buenos no tan buenos y malos no tan malos, de amores sinceros y amistades verdaderas.
Una de esas cintas que cuando acabas de verla te sientes mejor persona y con las que, por unas horas, vuelves a la infancia. Virtudes propias de muy pocas peliculas, entre las que se encuentran por ejemplo, Cristal Oscuro, La princesa prometida o Dentro del laberinto.
2 Comments:
Jo!!! Yo me muero de ganas de verla. Esta vez estoy dispuesta a lo que sea para convencer a mi novio de que la veamos (si la de Chihiro le encantó, no sé qué le pasa con ésta), pero esta semana ya me va a dar el gusto de ir a ver Ultraviolet y no quiero abusar
:-) Ya me estoy mordiendo las uñas!
La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro me encantaron, vamos, de las que echas lagrimillas y todo al final. La de las luciérnagas no la conocía. A ver si la encuentro en el videoclub.
18:33
Pues no os perdáis Mi Vecino Totoro, del Miyazaki. Es de 1988 (mismo año de Akira de la que me reservo el post -increíble que no hayamos hablado de ella-).
Totoro es una peli preciosa. Mi hermana pequeña la ponía una y otra vez en el vídeo cuando tenía siete años y yo, como quien no quiere la cosa, la veía con ella.
Miyazaki en estado puro: duendes gigantes, personajes complejos, niños solitarios y con algún trauma detrás, la naturaleza...
08:40
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