2.3.07

Iwoyima, mon amour

Back in the USSR, como dirían los Beatles.

Fui con la chavala al cine entre semana porque, inexplicablemente, salí antes de las diez del periódico. Una semana extraña en la que además de salir dos días antes de las diez, al fin me han subido el sueldo y me han hecho eso que los expertos llaman indefinive, maios. Así que fui al cine y se produjo un pliegue en mi cerebro, entre el que miraba a El último rey de Escocia y el que miraba a Ghost Rider. Tengo que decir que la chavala quería ir a ver al fantasma motorista, pero como me habían ascendido y me sentía distinto me dio por llevar la contraria y nos metimos a ver a Forest Whitaker haciendo de bestia negra. Si Manu me alcanzara con su boomerang... snif, snif, lo siento.

Tengo que decir, en mi defensa, que a las diez de la noche entre semana aún va gente normal al cine y que me inspira ver cine pensante. Suelo salir más tarde y con el cerebro sólo apto para jinetes anoréxicos que vienen del infierno con mala leche.

El último rey de Escocia, no obstante, está bastante bien hecha. Gira en torno a la personalidad de un dictador de Uganda que en los setenta pasó a cuchillo a 30.000 vecinos porque le miraban mal. Whitaker está inmenso, en todos los sentidos. No es de esas interpretaciones caricaturescas del malo, de esas en las que se ríe mucho en primeros planos para parecer sinuosamente malo. El caso es que el dictador, el tal Ida Amin, era un tio poliédrico, entre payaso, estúpido y salvaje. Debía tener la estupidez subida de Franco y la descarnada violencia de Milosevic. Se necesita a un buen actor para hacer algo así de estrambótico y no parecer histriónico. Forest Whitaker, señores...

Un abrazo a todos. d.

1 Comments:

Blogger Nyadorlep said...

Uff, por fin... Después de tantos intentos.

Bienvenido, maio. Parece que empezamos ya a quitarle las telarañas al bicho...

Que siga, que siga...

14:36

 

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