True Blood: Sexo vampírico

Ahora ser un gótico está de moda... El terror, una vez descafeinado, es un producto redondo capaz de seducir desde niños a jubilados. Nos lo estamos tragando sin darnos cuenta, a pesar de creer que somos muy distintos a esos raritos que van de negro (desde las ojeras a las uñas de los pies) que escuchan a Evanescence, con una mochila a cuestas en forma de ataúd, su muñeco Jack de Pesadilla antes de Navidad y un monedero Emily...

Lo más fácil es venderlo como una historia de amor. True Blue (Sangre fresca), la nueva serie de Allan Ball (creador de A dos metros bajo tierra) no se escapa de poner a una mortal y un vampiro enamorados (¿para cuando al revés?) aunque tiene una premisa más científica: Los japoneses logran crear sangre sintética, luego los vampiros no necesitan (¿o puede que sí?) chupar humanos, luego revelan al mundo su existencia.

Vale guay. Tenemos a los vampiros pululando por ahí. A eso se suma un rollete social. La humanidad debe aprender a integrarse con sus nuevos vecinos y hacer leyes para la convivencia. Aunque, de momento sólo conocemos cómo se comporta un pequeño pueblo sureño de Estados Unidos con la llegada de los primeros vampiros... "Hey, como mola, es un rollo de racismo contra los vampiros como si fueran negros". Puaj, un poquito evidente...

Lo que realmente está bien de la serie, aparte de su humor negro, es como consigue mezclar una versión actualizada del vampiro (al carajo con los crucifijos y el ajo) al tiempo que mantiene algunos topicazos de este colectivo (como pedir permiso para entrar en una casa mortal). Y sin duda lo más llamativo es que se pasa por el forro el perfil de drácula seductor y para entrar a saco con el de vampiro refocilador. Esto es, que son la ostia en la cama y, estarán muertos, pero les va el rollo un montón. Así que la serie tiene escenas muy pero que muy subiditas de tono (hay que conseguir audiencia a toda costa) incluidas las glándulas mamarias de su protagonista femenina (una rubia Anna Paquin muy bien en su papel de mortal con telepatía).

Además tiene detalles como la televisión de los vampiros (VTV), su bar (Fangtasia) o convertir la sangre de los vampiros en una suerte de droga (V la llaman) que aumenta la libido sexual en particular, y los sentidos, en general.

Creo que ya ha renovado para una segunda temporada. No está a la altura de Dexter, otro amante de la sangre, pero es sin duda muy recomendable.